¡Hola a todos! Yo soy Beatris y en esta ocasión os traigo la reseña de Ghostgirl 3 Loca por amor escrito por Tonya Hurley.
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Datos principales:
Título: Loca por amor (Ghostgirl, #3)
Título original: Lovesick (Ghostgirl, #3)
Autora: Tonya Hurley
Saga: Sí (tetralogía, libro 3/4)
Autora: Tonya Hurley
Saga: Sí (tetralogía, libro 3/4)
Páginas: 337
Editorial: Alfaguara
Sinopsis:
Lo romántico ha muerto.
Antes de poder descansar en paz, Charlotte tiene que volver al trágico escenario de su muerte: el instituto. Todavía le queda una última misión que cumplir, tiene que ayudar a un joven que le ha sido asignado a resolver algunos problemas personales antes del esperado Baile de Graduación. Pero nadie le ha explicado qué ocurre si te enamoras de tu proyecto de clase... Charlotte moriría (otra vez) por amor. Pero si su billete para la Otra Vida implica enfrentarse a la demasiado familiar sensación de ser invisible, quizás esto vaya más allá de lo que ella pueda soportar...
Opinión personal:
Como ya he ido comentando por aquí, estoy haciendo una relectura de la saga de Ghostgirl después de tanto tiempo. Poco a poco, también estoy posteando todas mis opiniones e impresiones con respecto a la lectura por aquí. Es ahora el momento de discutir acerca del tercer libro.
Me gusta muchísimo el diseño de estas novelas, con un estilo muy marcado y detallista. Todos los volúmenes poseen la particularidad de parecerse a un ataúd debido a que el largo es más amplio que el ancho. En esta ocasión, la imagen de Charlotte viene enmarcada en forma de corazón mientras que ella tira un beso al aire. Un plástico cubre ese corazón metalizado del que estábamos hablando. Una vez abres la cubierta, en la primera página está el dibujo de Charlotte Usher, dejando al descubierto su apariencia física y encajando con la silueta que se mostraba en la portada. Se recuperan todos esos motivos decorativos tan característicos de esta saga como son las páginas metalizadas en color rojo sobre las que viene escrita la palabra "ghostgirl" con la misma tipografía empleada en el título, las decoraciones de flores, los epígrafes, las páginas en negro al principio de cada capítulo, los brillos metálicos, etc.
Charlotte está cada vez más cerca de alcanzar el Más Allá. Solo le falta cumplimentar una única misión más para que se cumpla la promesa del descanso eterno en la Otra Vida. Esta vez los chicos muertos no solo tendrán que ayudar a adolescentes con problemas a través de una plataforma telefónica, sino que habrán de estar ahí presentes. A cada uno de ellos les ha sido asignado un mortal por el que deben velar y ayudarle en todo cuanto sea necesario, casi como si fuesen esos ángeles de la guarda de los que tanto se les habla a los niños.
Irónicamente, Charlotte es enviada para cuidar de Damen. Y Eric, el nuevo interés amoroso de nuestra protagonista, debe ir tras de Scarlet.
En el Mundo de los Vivos no dejan de suceder nuevos conflictos que entrelazan a unos personajes con otros y no se sabe si la presencia de los chicos muertos está siendo realmente una solución o está consiguiendo enredar más las cosas.
Pero Charlotte está decidida a cesar la tormenta y devolver la calma.
Como ya es costumbre, se vuelve a repetir un planteamiento en el que los chicos muertos tendrán que enfrentarse a un nuevo reto para llegar al cielo. La muerte continúa teniendo ese enfoque naturalista, en el que sigue siendo necesario vencer ciertas adversidades para merecer el descanso eterno. En esta ocasión, han de vigilar a los vivos desde cerca, tratando de orientarles en la dirección correcta con tal de que sean un poco más felices; de que logren estar del todo satisfechos con sus vidas. Algo así como si fuesen sus ángeles de la guarda. Trasladar ese mito tan frecuente sobre el mundo celestial hasta una historia juvenil adolescente, involucrando todo tipo de problemáticas propias de la adolescencia es un punto tremendamente original y llamativo.
Quizás es la novela más realista de la saga, abordando una amplia variedad de problemas adolescentes atemporales. Si bien es cierto que esto ya había estado presente en sus dos libros predecesores, es ahora cuando el punto de mira se centra directamente en estos conflictos, analizándolos desde un primer plano. Se tratan en profundidad aspectos como la búsqueda de uno mismo, forjarse una personalidad y un estilo propio, el amor y algunas de sus desavenencias, la popularidad, la falsedad, etc. Para obtener un plano más humorístico, se realiza una caricaturización de la adolescencia y de los problemas de la vida diaria estereotipándolos al máximo.
Y es que la adolescencia es una locura, un auténtico torbellino de emociones constante. La etapa del descubrimiento intra e interpersonal, de las primeras veces, de la incertidumbre y de los sentimentalismos. Así que Tonya Hurley se aprovecha un poco de todos estos ingredientes para crear una comedia basado en todos esos tópicos adolescentes, e incluso volviéndolos más cliché de lo que ya son. Para cuando nos vamos a dar cuenta, hallamos esos aspectos tan bien conocidos concentrados en una misma historia.
Como es característico en Ghostgirl, también hay espacio para un talante más reflexivo e introspectivo. Pero es necesario leer entre líneas para poder identificarlo y, a partir de lo escrito, sacar nuestras propias conclusiones.
Se trata con mayor detenimiento la importancia de identificarse a uno mismo como persona, de conocerse y expresarse de la manera correcta. Sabiendo que todo esto debe de estar en perfecta coordinación con nuestra vida amorosa. Que es natural que cambiemos y evolucionemos, pero que debemos de hacerlo para crecer y satisfacer nuestros instintos y no porque otra persona nos impulse a ello. El amor desde el respeto, la seguridad y la compatibilidad.
Ya solo por el título, se puede intuir que el amor jugará un papel de especial relevancia. En efecto, así es. Tal y como comentaba con el anterior tomo, se muestran las dos caras de la moneda. Tanto la parte bonita y dulce de los romances como las contiendas o los momentos de pesar que este puede provocar. Las dificultades que atraviesan las relaciones que se han ido forjando entre los personajes sientan las bases de los acontecimientos que se van a desarrollar, aspectos bastante cercanos con los que cualquiera podría identificarse.
Sabíamos que Scarlet y Damen eran auténticos melomanos, con una pasión desbordante por la música. Se explora con énfasis esta característica, permitiendo que la música sea la principal impulsora de muchos de los fragmentos de la novela y que pase a ser un medio a través del cual poder conocer en un mayor grado de profundidad a los mismos personajes. Aquellos lectores que compartan esta afición o gusto por las melodías podrán disfrutar de esta otra parte de la trama.
Se rescata el concepto del Baile de Graduación al más puro estilo americano, que siempre ofrece mucho juego para el drama adolescente. Sin embargo, se reforma el cliché adoptando un halo oscuro que vaya en mayor consonancia con la temática de la saga y resulta muy distintivo y original. Lo que empieza como el bien conocido escenario de fin de curso termina por adoptar un ambiente enrarecido, lúgubre y divertido, por extraño que esto pueda parecer.
Repetimos un final increíble, con una escena entre melancólica y dulce que supone un broche de oro perfecto. Me encantó que se concentrara esa parte tierna, apoteósica y con un deje de tristeza y esperanza, casi a partes iguales.
Creo que es una saga bastante sencilla, sin grandes complicaciones, pero súper entretenida y disfrutable. La típica lectura que devoras casi sin darte cuenta, que es fresca e incluso adorable.
Eric es un nuevo personaje dentro de la novela, que se posiciona como el nuevo interés amoroso de Charlotte. A pesar de que me encanta la idea de que por fin nuestra protagonista pudiese reiniciarse y entablar un nuevo vínculo emocional con otro personaje, no me ha terminado de convencer. Me quedé con esa sensación de que fue demasiado precipitado. Y es que el libro entra de lleno cuando Charlotte ya está enamorada de Eric y él también muestra interés por ella, con lo que eché en falta poder observar interacciones entre ambos a través de las cuales pudiera hacerme una idea de cómo serían como pareja, de qué los une y qué les atrae el uno del otro. Contrario a lo que se puede esperar, apenas comparten escenas juntos y eso hizo que me costase un poco simpatizar con su romance.
Pero no significa que la relación entre Eric y Charlotte me haya parecido un fracaso en absoluto. Me gusta mucho la idea de conectar a dos personajes con personalidades tan dispares porque creo que se complementan bastante bien el uno al otro. Fue el no poder ver ese proceso de enamoramiento, la falta de escenas entre ambos y que no se ahondara más en su sentimientos lo que me hizo pensar que no se le sacó todo el partido o el potencial que se podría haber obtenido de esta relación amorosa.
Eric está constantemente haciendo cosas por ella para poder contentarla y hacerla feliz, pero el pobre chico parece verse siempre abocado al desastre o a las malinterpretaciones. Le aporta ese toque un poco de comedia romántica y definitivamente me hizo simpatizar más con el personaje.
Todo parecía conducir a un supuesto cuadrado amoroso que involucraría a Charlotte, Eric, Scarlet y Damen. Se vuelve a repetir el caso anterior debido a que, aunque sí que se logra ese ambiente de tensión en determinados instantes, al final se quedó un poco cojo. No terminaba de funcionar, e incluso se dejó aparte. Podría habérsele sacado provecho para recrear un poco de revuelo entre los personajes y así se intenta; pero no cuadra, no encaja y no queda a la altura.
Hasta Charlotte queda desplazada, parece una secundaria en su propia historia. Casi no protagoniza escenas y se queda un poco aparte, con interacciones que acaban teniendo poco peso hasta el final. Eché en falta su presencia, liderando la marcha como ya se nos tenía acostumbrados en los volúmenes anteriores.
El comportamiento de Petula pasa a ser extremadamente confuso. No logro entender sus acciones, pues aunque parece impulsada por unos motivos se contradice a sí misma de forma constante. No me llegó a encajar su conducta ni su manera de hacer las cosas. Tampoco puedo entrar en detalles para evitar spoilers. Es simplemente que su comportamiento cambia radicalmente de un momento a otro, como si estuviese evolucionando como persona. Pero después sigue siendo tan cínica, egocéntrica e insoportable en otros tantos. Llega un punto en el que ni si quiera se sabe bien qué es lo que la motiva a hacer lo que hace y es entonces cuando pierde toda esa fuerza que había conseguido ganar en El regreso. Por el contexto pueden deducirse varias cosas, pero realmente nunca se termina de explicar con exactitud y más detalles.
Tate, otro de los nuevos personajes que entran a formar parte del elenco, interactúa principalmente con Petula. Pero desde el momento en que se conocen hasta que se vuelven imprescindibles el uno para el otro apenas pasan un par de capítulos. De nuevo, no me gustó tanta rapidez y repentinidad en lugar de un buen desarrollo.
Otra cosa que caracteriza a esta saga es la presencia de un villano. No se rompe la tradición. El secreto que tiene que ocultar el/la antagonista es sorprendente, interesante y digno de mención. Y, aún así, tampoco funciona. Sí, vale, hay un factor sorprendente. Lo malo es que al final cae en el ridículo porque sigue sin haber un motivo claro o bien definido que impulse a este/esta a causar tanto dolor ajeno. Es casi como si se hiciera porque sí y, nos guste o no, siempre hay un por qué detrás de cada acción.
El estilo de Tonya Hurley es fresco, ágil, sencillo, con abundantes alusiones a la cultura pop/punk/emo/gótica, diálogos realistas y espontáneos entre los personajes y combina lo tétrico y lo tierno con sorprendente éxito.
El elenco de personajes no varía demasiado con respecto a la novela predecesora. Tan solo hay dos personajes nuevos, pero la escritora amplía el grado de profundización en algunos de los secundarios que ya conocíamos.
Eric tuvo la mala fortuna de fallecer en uno de sus conciertos. De repente había empezado a llover con mucha fuerza. Él pensó que se trataría de algo pasajero y que no merecía la pena cancelar su actuación. Hasta que la tormenta comenzó a radicalizarse y uno de los rayos acertó de lleno sobre él, electrocutándole y causándole la muerte. Lo que sí que no ha muerto es su amor desmedido por la música y la creación de nuevas composiciones artísticas y melodías. Es él quien empieza a conocer a Charlotte y a sentir un genuino interés por ella.
Me encantó el hecho de que Eric fuese un personaje, no sólo distinto a Charlotte, sino también a Damen. Como lectores, ya estábamos acostumbrados a leer al chico protagonista de la saga y ahora que por fin se incorpora otra figura masculina principal aporta características bien distintas, dinamizando un poco más el territorio. Es extrovertido, impulsivo e intenso. Además, la amistad que forja con Scarlet fue bastante significativa y bonita, apoyándose muchas veces el uno en el otro para solucionar sus cabos sueltos.
Ahora podemos seguir a Damen más de cerca. Está confundido, renegado y apenado la mayor parte del tiempo. Al ahondarse tanto en su relación con Scarlet, también se hace lo mismo en cuanto a su conducta como pareja. Me resultó imposible no empatizar con él y me dio la impresión de ser todavía más dulce de lo que ya había sido en el pasado.
La Scarlet de este libro dista considerablemente de la que habíamos conocido con anterioridad. No está atravesando su mejor momento, y eso se refleja casi al instante. Es más insegura, dubitativa, está un poco perdida y tiene ira y frustración acumuladas en exceso. Si bien en un principio me costó un poco simpatizar con ella, al final entiendes cuáles son las razones que la impulsan a estar así. Me gustó que se mostrase ese lado más vulnerable y débil de Scarlet, y que aún así no se la dejase de considerar tan fuerte como lo es.
La idea de introducir a un personaje como Tate era buenísima pero parecía un poco cogida con calzador. Aparece muy hacia el final del libro, lo que hace que pierda todo su potencial. Apenas le da tiempo a aparecer en contadas ocasiones y de darle más entretenimiento a la historia de Petula.
Y con esto termino mi reseña de "Ghostgirl: Loca por amor" de Tonya Hurley.
¿Lo habéis leído?
Si es así, ¿qué os ha parecido?
¿Lo queréis leer?
COMENTADME.
(3/5 estrellas)
Tonya Hurley:
Cita:
Resulta cuanto menos curioso que la gente piense que los ángeles están en la tierra para ayudarlos -empezó Charlotte-. Cuando son ellos, los vivos, los que ayudan a los ángeles.
Espero que os haya gustado. Recordad que yendo abajo tenéis el gadget de seguidores para seguirnos en nuestro blog Mundo Literario (arriba tenéis la suscripción por correo electrónico) y que próximamente Melani (la otra administradora del blog) también publicará algo. ¡Hasta la próxima!
Beatris
Hola, te escribo porque me ha gustado mucho tu blog y me gustarìa invitarte a participar en Masa Crítica, programa en el que podrás recibir un libro a cambio de una reseña. Esta edición de Masa Crítica es temática, sobre la literatura infantil y juvenil. Descubre todos los libros disponibles, aquí: https://es.babelio.com/massecritique.php ¡Saludos!
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